¿Se imagina por un momento que recibe un e-mail de alguien que firma con su nombre y que además le indica que creó un perfil en Facebook que ya cuenta con muchos amigos? Es lo que le pasó Fernando Paulsen en septiembre del año pasado.
Ahora la fiscalía local de Ñuñoa está investigando el caso después de que él presentara una querella. No es el primer caso de usurpación de identidad en el mundo ni menos en las redes sociales como Facebook: George W. Bush, la presidenta Bachelet o Sebastián Piñera, entre otros muchos famosos, también han sido víctimas del robo de identidades en Facebook.
Los expertos en seguridad recomiendan aumentar la privacidad al máximo y no admitir a cualquiera como amigo. Sin embargo, el poder de apertura y de conectividad que tienen estas redes no impide que, a pesar de seguir a la cabalidad estos consejos, tu YO no termine en manos de otro.
Por su parte, Facebook acaba de rectificar ante unas reglas del juego donde el poder estaba sólo en sus manos en lo que a la licencia de contenidos de usuarios se refiere, y promete más control para los afiliados a la red.
En un mundo virtual donde las reglas cambian y se readaptan continuamente, ¿qué garantía tenemos los usuarios de ser dueños de nuestra propia identidad y no subyacer a la angustia de sentirnos duplicados?
Carta al Director publicada en La Tercera (04/03/2009) (.pdf)